Así son las macabras torturas que propinan en la Dirección General de Contrainteligencia militar (Dgcim) en sus mazmorras, según explicó en una sala de audiencias un militar retirado que lleva casi dos años en prisión
En el Palacio de Justicia de Caracas, sigue el juicio contra las personas que están señaladas de conspirar contra el régimen de Nicol[as Maduro en la llamada Operación Gedeón. En este proceso penal se encuentra el Teniente retirado Guardia Nacional Richard Alemán, entre otros, señalado de estar inmiscuido en el asalto a un destacamento de la guardia y que, presuntamente, guardaba relación con la Operación que desembarcó en Macuto, estado Vargas. En la penúltima audiencia Alemán y sus compañeros reconocieron a un funcionario de la Dgcim que supuestamente los había torturado y estaba en el juzgado como funcionario actuante de la aprehensión que los puso tras las rejas.
“Ese funcionario nos torturó mientras estuvimos presos en la Dgcim de Boleita (Este de Caracas)”, gritaron al verlo ingresar al juzgado y prestar declaración frente a la juez que lleva la causa en los tribunales de Caracas. Fue un momento que impactó a los presentes en la sala del tribunal. Los funcionarios de la Dgcim que estaban afuera de la corte se asomaron para ver quien increpaba al funcionario y quienes eran sus abogados. Una situación intimidante. Los acusados tuvieron que guardar silencio a pedido de la juez y escuchar el testimonio de militar.
Una semana después, el jueves 11 de noviembre de 2021 se llevó a cabo otra audiencia de este caso. Alemán, habló con sus abogados Alonso Medina Roa y Ana Leonor Acosta, miembros de la ONG Coalición por los DD.HH y la Democracia, para saber si podían declarar en la sesión, todo esto por la indignación que causó en él la presencia del militar de la Dgcim, que para ellos es un torturador. Los penalistas les dijeron que estaba en su derecho de declarar cuando quisieran en el juicio. Así lo hizo.
Pidió la palabra
Primero habló Richard Alemán. Comenzó diciendo que estaba detenido desde el 20 de abril de 2020. Ratificó lo que dijo en la audiencia anterior, que su detención fue ese día y no el 6 de mayo como dijeron los funcionarios de la Dgcim.
“Estábamos en el Verde Canaima en Los Teques, decidimos quedarnos ahí porque teníamos que echar gasolina para seguir a Puerto Cabello, donde tenemos una academia de béisbol. Yo estaba con cuatro compañeros (Goiticha, Olivares, Rosales y Perozo) y esperábamos que el día siguiente el capitán Murillo que fue mi compañero de promoción nos iba a ayudar a surtir gasolina, porque íbamos a ver a unos peloteros. Goiticha ha firmado varios peloteros para equipos de grandes ligas. Olivares y Rosales también están conmigo en la academia”, relató Alemán.
El teniente retirado manifestó que dentro de sus carros tenían implementos deportivos propios del juego de béisbol, guantes, pelotas, bates. Ratificó que no habían ningunos brazaletes azules, como quisieron hacer ver militares de la Dgcim en las diferentes declaraciones que dieron en el tribunal. Los brazaletes azules eran los que cargaban puestos en el brazo los militares que se alzaron el 30 de abril de 2020 y que estuvieron en las afueras de la base aérea La Carlota.
El capitán Murillo no se comunicó esa tarde noche, por ello decidieron quedarse en el hotel. “Me quedé en mi habitación, era la número 36, vi una película, Milagro en la celda 7, y luego me dormí. Como a las 3:30 de la madrugada me despertó el ruido, cuando abrí los ojos veía fusiles por todas partes y hombres encapuchados vestidos de negro. Comenzaron a darme cachazos en la cabeza, golpes y después me llevaron al estacionamiento donde estaban mis otros compañeros”, dijo Alemán.
De este hotel en Los Teques, estado Miranda, fueron trasladados hasta la sede principal de la Dgcim en Boleita, Caracas. Allí los recibió un oficial superior. Los detenidos tenían las caras tapadas con unas carpetas que tenían alrededor cinta adhesiva.
En su relato, Alemán describió que la violencia continuó. “Este oficial que nos recibió de inmediato me dio una parada en la nariz. Desde ese momento tengo problemas para respirar, he pedido que me vea un médico, y hasta ahora no me ha visto un especialista”. La juez del tribunal caraqueño escuchaba atenta el relato.
Y lo que faltaba.
Richard Alemán dijo que tuvieron 19 días recibiendo castigo por parte de estos funcionarios. Golpes tras golpes, todos los días. “Me golpearon todo mi cuerpo. Me aplicaron asfixia mecánica con bolsas. Se montaban encima de mí, me dio hasta un paro respiratorio”, afirmó. Indicó que el 27 de abril fue trasladado al hospital militar Dr. Carlos Arvelo de Artigas, en Caracas, donde con un procedimiento médico lo revivieron. A pesar de esto a las tres de la madrugada le dieron de alta y lo devolvieron a la Dgcim.
“Cuando llegué al Dgcim, otra vez me entraron a golpes, me desnudaron, me bañaron con agua fría. Y no se que me pasó porque no soy médico, pero me sacaron torcido para el servicio médico allí en Boleita, me colocaron mantas calientes. Me tiraron en el piso durante 19 días más con las manos esposadas. Ese era el mejor trato que podíamos tener. Todavía tengo las marcas de las esposas en mis muñecas desde esos días. Todos los días eran de torturas incesantes. Un mayor de la Dgcim no golpeaba todos los días y nos grababa”, aseguró Alemán.
Comentó que mientras los grababan, les decían lo que tenían que decir para que quedara registrado en el video. Buscaban que se declararan culpables después de tantas torturas. Como Richard Alemán no quiso declararse culpable, comisiones de este organismo detuvieron a sus dos hermanas, su cuñado y un primo. Detenidos sin ninguna explicación, sin orden judicial, es decir cuatro detenciones arbitrarias para presionar a Alemán.
A su primo lo soltaron 30 días después, mientras sus hermanas continuaron en cautiverio. “Las mantuvieron paradas desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche durante 5 días. Les decían que contaran lo que sabían, y ellas decían que no sabían nada. Al décimo día me llevaron a la oficina del DAE donde me hicieron lo más horrendo. Un oficial Mayor, torturador, introdujo un palo de madera en mi ano y me sacó las hemorroides. Esta es una de las cosas más horribles que viví, y he pedido que me atiendan porque aún tengo las hemorroides afuera y sufro por eso”, narró Alemán dejando a todos en silencio sepulcral en la sala de audiencias.
“Fueron días de electricidad en los testículos, golpes y asfixias en tobos de agua”, prosiguió frente a la juez, Alemán, visiblemente afligido por lo que contaba.
Dijo que a los 32 días de estar detenidos, se llevaron a sus hermanas y a su cuñado y los liberaron en Punto Fijo, estado Falcón. Pero sólo serían unos minutos, inmediatamente la Dgcim los volvió a detener, todo esto para simular que los habían agarrado allá y luego, los presentaron en un tribunal en esa entidad.
Richard Alemán contó que sus padres el 25 de abril, en vista de que sus hijos no llegaban a su casa, pidió al régimen una fe de vida. Pero en lugar de darles una respuesta los amenazaron.
Continuó Alemán hablando frente a todos en el tribunal. “Me obligaron a hacer una declaración, que tenía que decir bajo amenaza que yo era el culpable de la Operación Gedeón. Está grabado en mi mente, todas las torturas, es imposible vivir en paz. Tienes que hacer delación por que sí, gente que no tiene nada que ver. Tenía que declarar con mi familia secuestrada. No sé dónde estarán esos videos. Tuve que decir que era culpable”.
Después de pasar por ese proceso de la realización de los videos bajo torturas, donde según Alemán pasaron meses, lo presentaron ante un juez de control y luego lo llevaron a un sitio llamado “El Tigrito”, en la Dgcim.
En este momento de la audiencia, Alemán se levantó de su asiento y continuó hablando de pie frente a la juez.
“Un lugar de horror (El Tigrito), un sitio de tenebroso, terrorífico”. “Jueza es un sitio de 2×2. Tiene una puerta negra que dice: Peligro alta tensión. Cuando entras no puede moverte. Cuando entras te dan una botella de cinco litros para que Hagas pipi ahí. Llega un momento en el que uno se hace pipi encima. No puedes doblar las rodillas. Es un lugar donde nunca puedes ver el sol y la brisa nunca tocará tu rostro. He oído de derechos, pero no los he tenido. Mi primera llamada telefónica fue tres meses después de mi detención. Me regalaron, porque así me dijeron, me regalaron tres minutos, y no podía decir que me habían torturado, tenía que decir que estaba bien, que mejor imposible. Las llamadas eran grabadas”, aseguró.
Alemán recordó que al tercer día de estar metido en esa celda de castigo llamado “El Tigrito”, Abrieron la puerta y en tono de burla le preguntaron, ¿todo bien?”.
Según su narración las humillaciones no se detenían. “Un día me llevaron a una misa y yo hice la segunda lectura, y mientras hacía la segunda lectura frente a mis torturadores, yo pensaba que había perdido la sensibilidad de la vida, yo solo quería morir, no sufrir más”.
En este momento de su relato, volvió al día de su presentación ante el juez de control, en el Sebin, no en tribunales, para comentar que ese día el juez llamó a sus hermanas y a sus padres y les dijo, “yo tengo la solución a este problema, no se compliquen, mándenle un mensaje a Richard, que se declare culpable y bueno, todos los demás que están detenidos van a juicio y de ahí en adelante los liberarán algún día”.
Richard Alemán tiene un año y siete meses detenido, viviendo estos tratos crueles e inhumanos. “Una vez me subieron a la oficina de un general que me dijo: Ves, ahí están tus hermanas llorando por ti, porque tú no te declaras culpable. Yo tenía que declararme culpable para que supuestamente soltaran a mis hermanas. Yo pedí hablar con mis hermanas y estando con ellas afuera, me dijeron: Hermano tú no te tienes que declarar culpable de algo que no lo eres. Ya hemos pasado por este proceso, no tienen por qué declararte culpable. Y no lo hice y seguieron las torturas. Cuando yo vi al juez Márquez, le dije que me sacara de la Dgcim porque ahí me torturaban”.
“Acá ciudadana juez, ni usted, ni los fiscales y menos mis abogados me han dicho que me declare culpable, pero, los tres defensores públicos que me asistieron todo este año cuando no dejaban entrar a mis abogados, me decían que me declarara culpable”, aseveró.
Alemán dijo frente a la juez, que una defensora pública hizo que sus padres vendieran objetos de valor para que le dieran dinero a ella. “Esa defensora que le quitó dinero a mis papás, dijo que yo seguiría preso porque era una orden presidencial”.
En su exposición dijo que fueron más allá, allanaron la casa de sus padres, golpearon a su papá. “Luego de esto mi padre murió. Murió de tristeza al ver a sus hijos presos. Gracias a Dios mis hermanas tienen una medida y pueden acompañar a mi mamá. Pero tenemos miedo de que por esta declaración sean detenidas. Pero tenemos esperanza”, finalizó.